Las redes de investigación y educación (R&E) experimentan un incremento de la demanda de capacidad como resultado de un crecimiento masivo de los medios de transmisión continua, el creciente uso de los servicios en la nube pública y la continua necesidad de respaldar grandes transferencias de archivos de datos científicos. Este aumento de tráfico impulsa a muchos operadores a evaluar la actualización de la red troncal a 100G. La actualización es necesaria pero costosa. Pero ¿qué pasaría si los operadores pudieran actualizar las redes de R&E a 100G por el 50 por ciento menos de la inversión de gastos de capital (CAPEX), extender la vida de los enrutadores existentes y simplificar la arquitectura para permitir costos operativos más bajos?